En Colombia podemos destacar tres conceptos de seguridad aplicados: a) seguridad nacional, que busca proteger de amenazas el sistema político y mantener su estabilidad (es más de corte militar); b) seguridad pública, que indica que las amenazas de seguridad van más allá de la esfera militar tradicional e incluyen problemas que tienen un impacto directo en la vida de las personas, como son la violencia de pandillas, el crimen cibernético, el tráfico ilegal de drogas o de seres humanos (estaría más relacionado con el crimen organizado); y c) seguridad ciudadana, que protege a las personas de la violencia y el delito, y asegura la convivencia ciudadana (es de enfoque policial principalmente). 

El Gobierno nacional propone implementar el concepto de seguridad humana que amplía la actividad de policía a involucrar las demás instituciones del Estado para proteger de amenazas a las personas, es decir, ya no amenazas al abstracto sistema político ni las nuevas amenazas de impacto directo. Su accionar está dado a la prevención de las causas estructurales de la violencia y el delito, dejando de lado estrategias o políticas de mano dura o más punitivas.

Desde 1994 la Organización de Naciones Unidas cambió el paradigma y estableció la seguridad humana como la libertad de amenaza, riesgo, necesidad y miseria de las personas, agrupándola en 7 dimensiones: 1) seguridad personal, 2) seguridad alimentaria, 3) seguridad económica, 4) seguridad de la salud, 5) seguridad ambiental, 6) seguridad comunal, y 7) seguridad política. Se sustenta en principios como: centrada en las personas, multisectorial, integral, contextualizada y preventiva de las causas de las inseguridades.

La dimensión seguridad personal tiene varios tipos de amenazas como: violencia física, crímenes, crimen organizado, terrorismo, violencia doméstica, trabajo infantil, entre otros. Por lo tanto, lleva de reducir índices delincuenciales, hacía la obligación que tiene el Estado de garantizar la seguridad de cada persona, actuando sobre las causas que originan la violencia, la delincuencia y la inseguridad.

La seguridad humana implica desplegar acciones integrales y coordinadas de toda la institucionalidad del Estado, donde la Policía hace parte de este equipo sin tener el rol protagónico, que atienden las causas de las violencias y el delito relacionadas con la desigualdad social, la pobreza o la corrupción entre muchas otras. Esto quiere decir que, sin condiciones necesarias de seguridad humana no puede existir una mejora en la calidad de vida de las personas y el desarrollo pleno de las capacidades personales.

Por lo tanto, la seguridad humana está ligada al desarrollo humano, que consiste en que las personas tengan las mismas oportunidades en la vida; implica no solo ampliar las capacidades para incrementar las opciones actuales de las personas para llevar vidas sanas, productivas y seguras, sino también garantizar que estas opciones no pongan en peligro, ni restrinjan aquellas oportunidades disponibles para las futuras generaciones.

Entonces, la seguridad humana para el desarrollo humano es el resultado de una política que se orienta a una estrategia integral que también mejore la calidad de vida de la población y reduzca el riesgo de ser víctima de violencia y delito, respete y proteja los derechos humanos, donde es supremamente importante que exista una justicia accesible, ágil y eficaz.

La seguridad humana debe impactar las tres dimensiones del desarrollo humano:

  • Dimensión vida: una vida larga y saludable. Por ejemplo, reducir causas que originan homicidios o lesiones personales.
  • Dimensión educación: estar bien educado, por ejemplo, reducir causas que originan violencia doméstica o explotación sexual de niños, niñas o adolescentes.
  • Dimensión ingreso: un nivel de vida digno y disfrute de la vida. Por ejemplo, reducir causas que originan de hurto a personas o hurto a residencias.

Policía para el Desarrollo Humano (PDH) es un modelo que aterriza la seguridad humana a los cuerpos de policía, alineado con la cuarta revolución industrial. Este modelo de policía se concibe como una filosofía y estrategia para la construcción activa de la seguridad entre la ciudadanía y el Estado, con enfoque en la solución de problemas y necesidades en microterritorios multicrimen, analizados a través de la ciencia de los datos e inteligencia artificial, para prevenir las crisis, las causas estructurales de la violencia y el delito; y así, mejorar el desarrollo humano, reducir las tasas de criminalidad y mantener el Estado de Derecho.

Las causas estructurales de la violencia y el delito, como lo define el Semillero de Gestión Pública de la Universidad del Rosario, son situaciones históricas que han trascendido en el tiempo y se encuentran inmersas implícitamente en la sociedad y generan en cierto modo algún tipo de violencia o delito. Estas pueden aparecer desde estructuras sociales, económicas, políticas, legales, religiosas y culturales, que pueden llegar a limitar el desarrollo de las capacidades de los individuos en la sociedad, convirtiéndose en un tipo de violencia. No necesariamente hay una sola causa estructural para explicar la violencia y el delito, sino que pueden llegar a ser muchas causas y de distintos tipos, y cada una puede estar relacionada o no con la otra.

En América Latina y el Caribe, claramente en Colombia, las causas estructurales de la violencia y el delito pueden ser las siguientes:

  • Factores socioeconómicos:
    • Multidimensionales: precariedad en el empleo, inequidad, e insuficiente movilidad social.
    • Delito aspiracional: delincuencia como forma de vida y satisfacer las expectativas de consumo.
    • Corrupción: poderes fácticos, grandes desfalcos, corrupción gris y penetración del crimen organizado.
  • Vulnerabilidades institucionales: impunidad (desconfianza generalizada y falta denuncia), falta de proporcionalidad en el castigo y concentración en personas fáciles de detener (aquellas que son capturadas en flagrancia o no requieren una investigación criminal compleja).
  • Desajustes internos:
    • Semillero: hogares incompletos o monoparentales y trauma del emigrante.
    • Ocasión: baja calidad de viviendas y hacinamiento, abundancia de armas, drogas y licor.
    • Contexto: desigualdad social, guerras y transiciones, y cultura de la violencia y la trampa.

La ciencia de los datos juega un rol fundamental en la Policía para el Desarrollo Humano (PDH), pues a través de esta se logran identificar las causas estructurales en pequeños territorios para administrar de forma óptima los recursos policiales limitados y, mediante distribuciones de probabilidad, predecir qué tan compleja puede ser una semana frente a un fenómeno delictivo y el impacto de las estrategias para resolverlo.

El modelo PDH se ha empleado en la Policía Metropolitana de Ibagué, que comprende los municipios de Ibagué, Cajamarca, Alvarado y Piedras, donde se gestó la estrategia Odeo, que en lengua pijao significa quema, incendio o lugar caliente. Esta estrategia utiliza estadística no paramétrica, como la estimación de densidad de Kernel (KDE), para identificar los pequeños territorios, ubicar los recursos policiales por franjas horarias con planes y actividades de policía específicos según la problemática de estos microterritorios, y realizar seguimiento en tiempo real mediante el Sistema Nacional de Consultas y Antecedentes (Sinac).

Microterritorios multicrimen por franjas horarias desde la estimación KDE

La medición del impacto intermedio mediante la distribución de probabilidad discreta de Poisson, que se expresa a partir de una frecuencia de ocurrencia media, señala la probabilidad de que ocurra un determinado número de eventos durante cierto período de tiempo. En este sentido, se busca calcular la probabilidad de que se registren cierta cantidad de homicidios, lesiones personales, hurtos a personas y hurtos a motos, que son los delitos de mayor impacto en la metropolitana de Ibagué, basados en el comportamiento semanal que tiene la conducta delictiva y con estos datos generar acciones direccionadas a impactar las curvaturas.

Predicción semanal de complejidad criminal

El primer prototipo de reducción del hurto a personas con enfoque disuasivo (acciones policiales que no tienen interacción directa con las personas, por ejemplo, la presencia policial o cámaras de seguridad) y de control (implica interacción con los ciudadanos, ejemplo, registro a personas y vehículos) se realizó en julio de este año en la ciudad de Ibagué con la Unidad Nacional de Intervención Policial (Unipol) donde se obtuvieron los siguientes resultados:

  • Dimensión vida: 29 días sin homicidios urbanos por debajo de la contención esperada. Las lesiones personales tuvieron la segunda reducción más amplía del año. Se aumentaron las capturas por los delitos de hurto a personas y violencia intrafamiliar.
  • Dimensión ingreso: el hurto a personas tuvo la reducción más alta del año, específicamente en los ítems hurto a celulares y hurto a bicicletas. Fue el mes donde hubo menos motos hurtadas.
  • Dimensión educación: se está diseñando una intervención para reducir las afectaciones en establecimientos educativos desde la perspectiva de encuestas georreferenciadas de percepción de seguridad y victimización.

Además, desde los microterritorios multicrimen más afectados por hurto a personas se redujeron otros delitos y se aumentaron las capturas. Es decir, en estas pequeñas zonas multicrimen se lograron identificar las dinámicas criminales, georreferenciar la percepción de seguridad y reconocer la necesidad de intervenciones integrales del Estado para la reducción de las causas estructurales de la violencia y el delito.

En conclusión, la Policía para el Desarrollo Humano es un modelo que se ajusta a la realidad actual colombiana y a las problemáticas sociales, económicas y criminales, con enfoque en pequeños territorios.

El PDH integra herramientas de la cuarta revolución industrial, y conocimientos accionables para medir los impactos en función del desarrollo humano, y reducir las causas estructurales de la violencia y el delito.

Desde la perspectiva organizacional, se propone un modelo de análisis, que ayude a la toma de decisiones y planeación del servicio de policía, mediante la analítica de datos, con buenos resultados en la reducción de tasas criminales.

En relación con la política pública, ofrece ciertos elementos que pueden servir para el diseño de una política integral de seguridad ciudadana, desde la perspectiva de la glocalidad (piensa global y actúa local) para la solución articulada de problemáticas.

Finalmente, brinda nuevas herramientas técnicas y de política pública para mejorar la prestación del servicio de policía, la prevención de las causas estructurales de la violencia y el delito de forma articulada con todo el aparato estatal responsable de atender las necesidades básicas insatisfechas.

Doctor (c) en Ingeniería Matemática en la Universidad EAFIT. Msc. en management especialidad en investigación de organizaciones de la Universidad de Grenoble Alpes en Francia. Administrador policial de la Escuela de Cadetes de Policía y Administrador de empresas de la Universidad EAN. Becario Hubert...