“Después de estos siete meses de arduo trabajo, ahora dependemos de nuestros testigos electorales”, dijo Gustavo Petro en la recta final de la campaña presidencial. Hablaba de las 83 mil personas que se convirtieron en el andamiaje más grande de la campaña y a quienes bautizó los “guardianes del cambio”.

Aunque se presentó como un ejército de voluntarios para custodiar las elecciones, La Silla documentó que por lo menos 1.000 de ellos, repartidos en ocho regiones del país, recibieron pago por su trabajo en la primera vuelta. Estos pagos, de una operación sin precedentes de testigos, no fueron registrados por la campaña de Petro ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Detrás de este plan estuvo Xavier Vendrell, el estratega catalán investigado por corrupción en España que fue nacionalizado de manera exprés por Gustavo Petro el año pasado. Según dijo Vendrell en una entrevista a Caracol Radio: “por ese trabajo yo facturé y cobré como profesional”, pero esos pagos tampoco aparecen en los reportes oficiales de la campaña.

La investigación apenas araña la superficie de una megaoperación de testigos y solo con lo que encontró La Silla Vacía la campaña de Petro habría violado el límite de gastos. En primera vuelta el presidente estuvo a 19 millones de pesos del tope y los pagos confirmados suman al menos 30 millones de pesos. Esa cuenta ni siquiera incluye lo que facturó el estratega Vendrell. Si solo se hubiera pagado a la mitad de los testigos de primera vuelta en todo el país, la campaña hubiera dejado de registrar 1.050 millones de pesos. 

Ocultar información en los reportes y superar el límite de financiación son delitos. La responsabilidad recae directamente sobre el gerente de la campaña, Ricardo Roa, el recién nombrado presidente de Ecopetrol. El presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez también son corresponsables y responden solidariamente por esas faltas.

Los testigos pagos no registrados

Durante toda la campaña de 2022, el ahora presidente Gustavo Petro ambientó la idea de que podía ser víctima de fraude electoral y en varios momentos alertó sobre un posible “golpe contra el voto popular”. Por eso, parte de los esfuerzos de su campaña los dedicó a formar una robusta red de testigos cuya misión era vigilar las mesas de votación y custodiar los votos que se depositaran a su favor en las urnas.

El Pacto Histórico inscribió a 71 mil testigos en la primera vuelta y a 83 mil para la segunda, una cifra sin precedentes en una campaña presidencial. Todos tuvieron la tarea principal de tomar fotos a los formularios E-14 (en los que se registra la votación) y enviarlas por una aplicación diseñada por la campaña para que en Bogotá pudieran hacer un conteo paralelo de los votos y alertar sobre alguna irregularidad.

Xavier Vendrell, fue quien estuvo al frente de la coordinación de la estrategia de testigos electorales. “Yo, por ejemplo, en la campaña fui la persona que gestionó los testigos electorales (…) una operación con un éxito que hasta ese momento nunca en Colombia un partido había tenido 86.000 testigos electorales en unas elecciones”, aseguró sobre los resultados de su labor en una entrevista en Caracol Radio en marzo pasado.

En Antioquia, Arauca, Boyacá, Caldas, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Norte de Santander y Santander, La Silla Vacía entrevistó a 23 coordinadores de testigos electorales del Pacto Histórico que dirigieron al menos a 1.000 testigos en la primera vuelta y que afirman que la campaña pagó un auxilio económico por esa labor.

Todos dicen que recibieron pagos a través de plataformas de giros como Su red, Susuerte y Supergiros que podían reclamar con su número de cédula. La campaña tenía esos datos porque tuvo que inscribirlos en la Registraduría y tenía un andamiaje logístico completo de la operación.

La Silla tuvo acceso a los reportes completos de contabilidad de la campaña, a través de un derecho de petición. Ninguna de las personas aparece reportada dentro de las 358 páginas del documento entregado al CNE, como lo exige la ley.

En Caldas, el gestor logístico del Pacto, Fernando García, explicó que “la campaña nacional les hizo un reconocimiento por su labor desinteresada y les dio 30 mil pesitos por Susuerte. Cada uno se inscribía en una plataforma y la campaña le hacía ese reconocimiento a ese testigo directamente”.

En algunos casos el pago fue superior, como lo prueba este pantallazo al que La Silla tuvo acceso.

Este es un chat entre Fernando García, logístico departamental de Caldas del Pacto Histórico, y un coordinador municipal de testigos en Caldas.

Los coordinadores electorales de Manizales, Marquetalia, Neira, Supía y Riosucio en ese departamento le dieron a La Silla Vacía la misma versión.

En Chocó, coordinadores de Cantón de San Pablo, Istmina y Unguía, que manejaron 122 testigos, también afirman que el Pacto Histórico les pagó en primera vuelta: “Les reconocieron 40 mil o 50 mil pesos que les consignaron a los testigos por SuperGiros”, dijo Jorge Lloreda, coordinador municipal en Istmina, quien tuvo a su cargo 75 testigos.

Más al occidente, en la costa pacífica chocoana, pasó lo mismo. Alberto Ángulo, quien coordinó a 21 testigos en Nuquí, explica que quienes vigilaron las elecciones ese día “recibieron la bonificación que les giraban directamente” y que ese monto era de “50 mil pesos para cada uno”.

En la región Caribe, en Sahagún, Córdoba, también confirmaron el pago. “Para la primera vuelta les llegó a cada uno un aporte de unos 25 mil o 30 mil pesos. Allí se cubría el gasto del plan de datos y el reconocimiento”, dijo Esteban Abad, quien dirigió a 175 testigos en el municipio.

En Montería, también en Córdoba, Nelida Salcedo, quien fue testigo en las dos vueltas presidenciales, aseguró que recibió pago por su trabajo en la primera vuelta. “Nos dieron 50 mil pesos”.

En el otro extremo del país. En Tibú, Norte de Santander, José Vaca, quien coordinó a 80 testigos electorales para la primera vuelta también confirmó los pagos. “Dieron unos 60 mil por Su Red. Aquí no se usa el tema de pagar, sino una ayuda para el tema de transporte e hidratación”.

En Arauca también hubo pagos a los testigos. Lo confirmó el coordinador departamental, Edgar Murillo. Al igual que en los otros departamentos, los pagos los hacían mediante una plataforma de giros con el número de cédula del testigo. “Esa primera vez se pagó a las personas de manera directa 30 mil pesos”.

Que existía una estrategia de apoyos económicos para testigos electorales era un hecho ampliamente reconocido dentro de las bases del Pacto Histórico en las regiones. Por ejemplo, en Antioquia, Santiago Franco, quien fue enlace de testigos para Sabaneta, aseguró: “tengo entendido que (los pagos) fueron en todas partes. Eso fue muy coordinado y fue muy abierto el tema”.

De hecho, los pagos a los testigos también quedaron registrados en medios de comunicación durante la campaña.

Cero Setenta, medio de la Universidad de los Andes, publicó que para la primera vuelta en la isla de San Andrés hubo plata para este fin: “En la primera vuelta, el presupuesto fue de diez millones de pesos que fue utilizado para pagar las cinco camionetas contratadas, las revistas que se repartieron por los diferentes barrios, el pago a los 70 testigos electorales que tuvieron”, explicó para ese medio Leonardo Garibelo, gestor logístico del Pacto en el archipiélago.

La expectativa que generó el pago de primera vuelta se trasladó para la segunda vuelta. Pero para esa votación no hubo giros de plata, según explicaron a La Silla coordinadores electorales en Arauca, Caldas y Norte de Santander.

“En la segunda fue voluntario porque se gastaron un platal en la primera vuelta y eso unos testigos ni fueron, entonces en la segunda ese recurso se usó más en la logística, pero no de testigos, sino de la campaña en sí”, señaló Jorge Vaca sobre lo que pasó en Tibú, Norte de Santander.

Esas versiones encajan con que en los días posteriores a la segunda vuelta presidencial empezaron a conocerse quejas en redes sociales y en medios de comunicación locales sobre testigos electorales que se quedaron esperando sus pagos. Las quejas pasaron desapercibidas en medio de la ola de noticias de la llegada de Petro al poder.

En Sevilla, Valle, el medio local JCH Noticias reportó que en ese municipio testigos electorales estaban denunciando que se quedaron esperando el pago de 30 mil pesos que les prometieron por su labor para segunda vuelta. Los denunciantes mostraron chats que prueban que les hicieron giros a través de Su Red en primera vuelta. Los directivos locales aseguraron a ese medio que “el pago de los testigos lo realizó la campaña a nivel nacional” y que lo hicieron “a través del Gane (plataforma de giros)”.

En Twitter La Silla Vacía encontró quejas de diferentes partes del país que reconocían el pago de primera vuelta y reclamaban el pago en segunda. 

Todos los gastos de los testigos han debido ser contabilizados y reportados por la campaña del Pacto Histórico.

“Todo tipo de gastos deben ser reportados, incluyendo los gastos en que se incurra para tener un equipo durante el día de las elecciones, testigos electorales, y el personal durante la jornada de escrutinio. Todos deben ser reportados en el aplicativo Cuentas Claras”, explicó Marlon Pabón, abogado experto en derecho electoral de la Misión de Observación Electoral, MOE.

La campaña declaró que se gastó 28.517 millones de pesos en primera vuelta. Estuvo a 19 millones de pasarse el tope establecido por el CNE. Es decir, que si la campaña de Gustavo Petro hubiera contabilizado los 30 millones de pesos que pagó a los testigos contactados por La Silla habría excedido el límite legal en 11 millones de pesos. Ocultar gastos y exceder los topes es una conducta penalizada que puede ser investigada por la Fiscalía.

Las cabezas de la estrategia tampoco aparecen en las cuentas

En la contabilidad oficial de la campaña enviada al CNE sólo existen registros de gastos por concepto de testigos electorales por 10,1 millones de pesos.

Los pagos están dirigidos a Yeirson Andrés Gamero Martínez como “auxiliar operativo de testigos electorales”. Los desembolsos se hicieron así: 2,1 millones para las consultas presidenciales, 3,8 millones para primera vuelta y 4,2 millones para segunda vuelta (este gasto aparece en el documento contable, pero no en el aplicativo Cuentas Claras).

Durante la campaña, Gamero fue la mano derecha del controvertido estratega catalán Vendrell. Para articular a los testigos con la campaña, la labor de Vendrell fue determinante. El estratega, hoy nacionalizado, manejaba un equipo que tenía entre 15 y 20 personas que hacían las veces de “coordinadores territoriales” y se encargaban de mantener contacto directo con personas en las regiones para responder a las necesidades de la campaña.

El equipo de Vendrell trabajaba en llave con Ingenial Media, empresa experta en temas electorales. La campaña de Petro la contrató para hacer seguimiento en tiempo real a la elección y alertar sobre un potencial fraude.

Ingenial identificaba lugares en los que era necesario tener más testigos de acuerdo a los datos históricos que tenía sobre cómo se votaba en cada lugar y Vendrell activaba a su equipo para conseguirlos. Luego incluían los nombres en bases de datos internas, los inscribían en la Registraduría para habilitarlos como testigos y los días previos a las votaciones los capacitaban para hacer la transmisión de datos.

El equipo de Vendrell inicialmente se llamaba “Guardianes del cambio” y ya elegido Petro mutó a “Activistas del cambio”. Vendrell (segundo de izquierda a derecha) sigue coordinándolo, según reconoció aquí, y Gamero (camisa azul) sigue siendo su mano derecha.

Petro le envió al equipo un saludo de bienvenida y le encargó llevar los mensajes de su gobierno a las zonas más apartadas. Ese equipo convocó  personas para el discurso de ayer del presidente en el balcón de la Casa de Nariño. En las fotos del grupo incluso aparece Manuel Grau (camisa amarilla), otro de los españoles que fue nacionalizado por Petro y empezó a presentarse como funcionario público sin serlo en giras con la primera dama, Verónica Alcocer.

Vendrell dijo en la entrevista radial que cobró por sus servicios, pero sus pagos tampoco están registrados en ninguno de los documentos de la contabilidad de la campaña. También aseguró que todo su equipo directo estaba integrado por voluntarios, así como los 83 mil testigos que participaron en la campaña.

El estratega catalán no respondió a la solicitud de entrevista de La Silla Vacía. Pero Mauricio Rodríguez, quien era una de las cabezas visibles del equipo de Vendrell y hoy es funcionario del Ministerio de Trabajo, le dijo a La Silla que “esta era una campaña con muchos liderazgos regionales, todo el mundo buscaba apoyos para que los testigos tuvieran transporte, pero no creo que haya pagos, no lo sé”.

Sin embargo, La Silla supo que la campaña intentó que Ingenial asumiera el pago a los miembros del equipo de Vendrell. Eso finalmente no sucedió porque el gerente de la empresa se negó. “Nosotros no teníamos esos gastos incluidos dentro del presupuesto y por eso no se hizo”, explicó Diego Buitrago, gerente de Ingenial.

Más allá de los miembros del equipo, para el caso de Vendrell, el costo de un estratega de planta es mucho más alto. Según las cuentas más conservadoras de cuatro estrategas políticos que consultó La Silla están entre 25 mil y 30 mil dólares mensuales, sin contar una bonificación de éxito que suelen cobrar los asesores de campaña. Un estratega que haga las veces de consultor externo y con disponibilidad ocasional podría cobrar 30 mil dólares por toda la campaña.

Suponiendo que Vendrell hubiera cobrado el monto más bajo, es decir, el de consultor ocasional, la campaña habría dejado de reportar en la contabilidad oficial otros 120 millones de pesos para la primera vuelta.

La otra posibilidad es que Vendrell y su equipo hayan donado su trabajo y que en realidad no lo hubieran “facturado”, como afirmó el español en Caracol. Sin embargo, la campaña de Petro tampoco registró ninguna donación de parte de ese estratega ni de ninguno de los miembros de su equipo en primera o segunda vuelta.

Los partidos que hicieron parte de la coalición del Pacto Histórico tampoco registraron en el CNE ninguna contribución a la campaña para pago de testigos electorales ni para estrategas en las consultas ni en ninguna de las dos vueltas presidenciales.

El contador de la campaña de Petro, Federico Molina, aseguró a La Silla que “no hubo donaciones de los partidos. Por ejemplo, la Colombia Humana no tenía un peso. Ninguno le dio plata a la campaña. Todo se financió con préstamos bancarios”.

Sobre pagos a testigos explicó que “no necesariamente tenía que pagarlos el presidente, también lo podía pagar la campaña de Senado y Cámara”, pero no detalló cómo se habría financiado ese gasto en la primera vuelta presidencial. En cuanto al pago de estrategas aseguró: “que yo sepa, no tenía contrato con la campaña”.

Las donaciones, según explicó el abogado Marlon Pabón de la MOE, también deben ser registradas y cuantificadas. En caso de que sean en especie, “si el trabajo es donado también se debe estimar el tipo de donación y cuantificarlo para que sea incluido en la contabilidad y se ajuste a los topes. De lo contrario, todo podría evadirse por medio de donaciones”.

Ni Vendrell ni Gamero respondieron a las solicitudes de entrevista que La Silla les hizo por varios días. El viceministro del Interior, Gustavo García, quien fue el encargado de coordinar la estrategia electoral, tampoco quiso dar declaraciones. También guardó silencio el gerente de campaña y recién nombrado gerente de Ecopetrol, Ricardo Roa, quien es el principal responsable legal por la contabilidad de la campaña. Presidencia tampoco respondió preguntas.

El CNE ya abrió una indagación preliminar por el manejo de la plata en la campaña del presidente Petro por una denuncia que señala que hubo manejo de dinero en cuentas diferentes a la oficial y que jamás se registraron. La expareja del hijo mayor del presidente Petro, Nicolás Petro, Day Vásquez, denunció que había acuerdos de plata por debajo de la mesa en la campaña.

Los pagos no registrados a los testigos y al estratega Vendrell muestran que por lo menos hubo otro camino por el que se movió plata que no aparece registrada oficialmente por la campaña.

Soy coordinadora de la Unidad Investigativa. Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga. Antes fui editora de La Silla Santandereana, donde cubrí poder en los dos santanderes y Arauca. Previo a La Silla, fue periodista de política y de la Unidad Investigativa...