Esta semana, mientras el precandidato Gustavo Petro está fuera del país por las vacaciones del Congreso, sus aliados discuten un punto sobre el que han ido y vuelto, y que pone a prueba su unidad para el 2022: si las listas al Congreso serán abiertas o cerradas.

Nada de lo que se ha dicho sobre el tema ha sido definitivo. De hecho, ha habido tres versiones en los últimos seis meses.

En diciembre, Petro anunció que las listas conjuntas del Pacto Histórico, la coalición que lidera para el 2022, serían alternadas entre hombres y mujeres y cerradas.  Según dijo entonces, así se lograría la paridad.

Pero en marzo, con la llegada del partido Polo Democrático a su alianza, se impuso otra postura: Petro anunció que la lista al Senado sería con voto preferente “con mayoría femenina”. 

El tipo de lista, abierta o cerrada, influye en cómo se hace la campaña.

En las listas cerradas los líderes políticos escogen el orden de los candidatos y se vota solo por el logo del partido o coalición. De acuerdo a la votación total, el partido logra un número de escaños, y se reparten entre los primeros, en orden descendente.  Es decir, se privilegia la cercanía de los candidatos con el partido por encima de su capacidad individual para conseguir votos.

En la lista abierta, en cambio, se vota por el logo y por el candidato, lo que se conoce como voto preferente. Entonces, los candidatos compiten entre sí y tienen más oportunidades los que tienen votaciones propias o presupuesto para sus campañas individuales, por lo que hay menos unidad de partido.

El senador del Polo Iván Cepeda dijo en marzo que la decisión de la lista abierta era definitiva y algunos sectores comenzaron a lanzar sus apuestas: el excandidato a la alcaldía de Bogotá, Hollman Morris, por ejemplo, propuso como cabeza de lista al senador Gustavo Bolívar, quien ya fue cabeza de lista del petrismo en 2018.

Pero tres meses después el panorama volvió a cambiar. El Pacto Histórico —en el que además del Polo y Colombia Humana, el movimiento de Petro, están los partidos Unión Patriótica, Mais, y la ASI— reabrió la discusión sobre abrir o cerrar las listas. 

La razón, según dijo el senador del Polo Iván Cepeda, es que varias voces insistieron con la lista cerrada. Entre esas está la del propio Petro, así como algunos de sus aliados fuera de Colombia Humana como Clara López, que suena como una posible cabeza de lista al Senado a la par que la representante María José Pizarro. 

También está con las listas cerradas Roy Barreras, quien dejó el Partido de la U para competir en una consulta presidencial en marzo.

“El acuerdo de marzo se había tomado con el Polo, pero cuando yo llegué plantee el debate y se reabrió la discusión”, dijo Barreras.

Quienes defienden la lista cerrada tienen como argumento general que es la única forma de garantizar la igualdad entre hombres y mujeres y que así se le da opción a líderes sociales con pocos votos por su cuenta; del otro lado, aquellos que están con la lista abierta dicen que así todos los candidatos se comprometen con la campaña y consiguen más votos. Además, se refleja la diversidad del pacto.

Pero más allá de las razones generales, hay matices en los cálculos de cada movimiento para apoyar una u otra posición. De fondo, hay una disputa por quién pone las condiciones en el Pacto Histórico: el Polo Democrático, un partido que tras la salida de Jorge Robledo del partido mide el liderazgo de Iván Cepeda y Alexander López; o Petro, el líder de la coalición y candidato favorito en las encuestas.

Y es una disputa en la que las promesas de una democracia más abierta, que se hacen desde esta coalición alternativa, se empiezan a medir con la vara propia del movimiento que lo lidera: la Colombia Humana.

En el Polo temen entregarle la lista a Petro

“Una lista cerrada del Pacto Histórico al Congreso corre el riesgo de reducirse a ser la lista de Petro y no hacer visible la diversidad de nuestra apuesta política”, publicó esta semana en Twitter la precandidata a la Cámara del Polo Juana Afanador.

Se trata de una de las mujeres que se fueron de Colombia Humana tras la ruptura de las elecciones de 2019, cuando un sector del movimiento rechazó la candidatura de Hollman Morris por acusaciones de violencia intrafamiliar y acoso sexual en su contra.

El comentario de Afanador va en la misma línea de otros miembros del Polo que señalan que la lista cerrada, en lugar de abrir oportunidades para mujeres y líderes sociales, dejaría los nombres que aspiren al Congreso en manos de Petro y su movimiento.

“La preocupación con listas cerradas es que en el Pacto Histórico su elección sea como han sido todas sus discusiones internas. Estamos en un proceso de debate, pero los compañeros de Colombia Humana (sí hombres) salen a los medios a anunciar definiciones que no se han acordado. ¿Hay garantías?”, escribió María Angélica Prada, vicepresidenta de mujeres del Polo. 

La discusión sobre las listas es crucial para el Polo porque en 2022 se medirá por primera vez electoralmente sin Robledo, que era su elector más fuerte. El año pasado él y sus aliados se fueron y formaron otro partido, Dignidad, que ahora está en la Coalición de la Esperanza, la otra alianza alternativa con Sergio Fajardo para las próximas elecciones, rival del Pacto Histórico.

Para Carlos Carrillo, concejal del Polo en Bogotá, las listas cerradas debilitarían los liderazgos de su partido: “La salida de Jorge Robledo y el Moir no necesariamente quita votos, también los puede atraer. Iván Cepeda está en su mejor momento político, eso seguramente se verá reflejado en las elecciones. Cerrar la lista impide que las figuras emergentes del Polo se midan y adquieran mayor legitimidad”.

Así, la apuesta del Polo en marzo implicaría fortalecer sus liderazgos: los de los senadores actuales, Iván Cepeda, Wilson Arias y Jesús Castilla, y nuevas figuras de votos inciertos que han llegado de Colombia Humana, como la columnista Sara Tufano y Juana Afanador.

Desde el sector que está con la lista cerrada critican esa apuesta del Polo. Andrés Charry, precandidato de Colombia Humana a la Cámara en Bogotá, dice que la lista cerrada “permite que los liderazgos regionales construyan fuerzas alrededor de un proyecto único, evitando los personalismos y partidismos, y como ha dicho Petro son la única garantía para la paridad de hombres y mujeres. Es importante contar con mecanismos de democracia interna para ordenar la lista, y para esas definiciones puede ayudar el ejercicio de meritocracia y respaldos de movimientos sociales reales, no de likes en Twitter”.

Esas posturas encontradas reflejan que los objetivos de Colombia Humana y el Polo al Congreso, aunque con puntos comunes, tienen matices distintos en torno a lo que busca cada sector.

La apuesta cerrada de Petro en las legislativas

A diferencia de 2018, cuando Petro llegó al segundo lugar en las elecciones como una sorpresa y sin un resultado fuerte en las legislativas, esta vez las elecciones al Congreso son claves para su estrategia. 

“Para cambiar el país hay que cambiar el Congreso, no basta con ser presidente”, dijo el precandidato desde el año pasado, cuando comenzó a plantear el Pacto Histórico.

El objetivo de Petro es que su coalición logre la cifra de 55 senadores y 86 representantes a la Cámara, con los que tendría mayorías en el legislativo. Se trata de una aspiración remota. Tendría que superar el antecedente del Centro Democrático en 2014, que incluso con el expresidente Álvaro Uribe como rostro visible de la lista obtuvo 2 millones de votos en Senado, el equivalente a 20 curules. En 2018, la lista de la Decencia, la alianza de Colombia Humana, obtuvo en total 523.268 votos.

La estrategia de Petro esta vez ha sido vincular su propia figura a las elecciones al Congreso, más que los liderazgos individuales de su coalición, donde no todos están alineados totalmente con él: “Invito a la ciudadanía que quiera votar por mí a votar por la lista del cambio”, dijo en marzo.

Una fuente cercana a Petro, que prefirió no ser citada para hablar con más libertad, le dijo a La Silla que el plan para el Congreso es concentrarse en el líder del Pacto Histórico y, a través de la lista cerrada, poner en los primeros lugares a líderes sociales sin un capital político, que no tendrían tantas opciones en una lista abierta, y que estén en la misma línea de Colombia Humana.

Esa estrategia tiene cuestionamientos. “Dudo que las listas cerradas sean más votadas que las abiertas, porque desincentivan a buena parte de los candidatos”, escribió el senador del Polo, Wilson Arias.

Pero la opción de la lista cerrada no es unánime en Colombia Humana. Hay voces que, al menos recientemente, han defendido la lista abierta.

Entre ellas la del excandidato a la alcaldía de Bogotá Hollman Morris, quien hace tres semanas, en la transmisión del debate de precandidatos entre Roy Barreras y Gustavo Petro, dijo que prefería esa opción.

También el senador Gustavo Bolívar, cabeza de la lista abierta en 2018. En febrero, el senador le dijo a La Silla que “todos quisiéramos que fuera cerrada como lo propone Petro, pero con tantas fuerzas en el Pacto no sé si sea posible”. En abril, en entrevista con La W, fue más lejos y dijo que, si la lista era cerrada, no aspiraría al Congreso.

Otro que ha defendido las listas abiertas en el petrismo es el representante a la Cámara David Racero. En marzo, cuando se anunció que la lista al Senado sería abierta, celebró la decisión: “Las listas abiertas son una gran oportunidad para los nuevos liderazgos”, dijo.

En los tres casos —Morris, Bolívar y Racero—, se trata de personajes políticos que ya se han medido en elecciones y tienen un caudal de votos que podría sumarles en un mecanismo de lista abierta. Sin embargo, según le dijeron a La Silla tanto las fuentes cercanas a Petro como al Polo Democrático, la posición del líder de Colombia Humana sigue siendo a favor de la lista cerrada.

Con él están otras figuras que tendrían puestos altos en la lista cerrada, como la representante María José Pizarro, la excandidata Clara López. Además, según una fuente de primera mano cercana a Petro, que no quiso dar su nombre para revelar el dato, también habría al menos un puesto para un nombre cercano a Roy Barreras. Por el momento se proyecta que podría ser su esposa, Golria Elena Arizabaleta.

El debate sobre las listas refuerza una tendencia reciente en el Pacto Histórico que acerca a Petro y a Roy Barreras, pero aleja al Polo Democrático.

Esto se reflejó el mes pasado, en el primer evento grande del Pacto Histórico: un debate de precandidatos en el que estuvieron Petro y Barreras, sin la participación de Alxánder López, el precandidato del Polo.

A un año de las elecciones y con una campaña en la que Petro apuesta por salir de su nicho de izquierda para abrirse hacia el centro, la reapertura del debate de las listas pone las luces sobre la habilidad de Petro negociar políticamente la unidad de su coalición. Con la pluralidad de sectores e intereses en juego, en el Pacto Histórico todavía no hay un pacto de democracia interna.

Periodista en La Silla Vacía hasta 2023. Estudié periodismo en la Universidad de Antioquia y allí hice un diplomado en periodismo literario. Trabajé en El Colombiano y fui subeditor del impreso de El Tiempo. En 2022 participé en el libro 'Los presidenciables' de La Silla Vacía y en 2020 hice parte...