Ayer salieron a votar 23 millones de colombianos, el 59,2 por ciento de los que estaban inscritos para votar. Fue una jornada más tranquila de lo anticipado y cuyo resultado más sorprendente fue el triunfo de Carlos Fernando Galán en primera vuelta en Bogotá y de Alejandro Eder en Cali. Por ahora —mientras La Silla termina de hacer el análisis pormenorizado de los resultados— estas son las cinco grandes conclusiones de la jornada:

  1. No se consolida el viraje a la izquierda en las regionales

En el 2022, la izquierda ganó no solo la presidencia sino que se convirtió en la principal fuerza del Congreso. Ese viraje, sin embargo, no se consolidó a nivel regional y local.

En 2019 la mayoría de los gobernadores de Colombia eran de derecha o centro derecha. Eso cambió poco en 2023. En Antioquia, Arauca, Bolívar, Caquetá, Norte de Santander, Quindio, Santander, Tolima y Cundinamarca ganaron los candidatos que tenían un aval principal de partidos de derecha como el Centro Democrático, Cambio Radical o el Partido Conservador.

La Silla Vacía hizo un mapeo de la orientación política de los 32 gobernadores elegidos en 2019 y 2023. Más allá del partido, o la coalición de partidos, el ejercicio busca ubicar ideológicamente a cada uno de los elegidos:     

El mismo ejercicio en las alcaldías de las 32 capitales muestra un giro a la derecha más marcado. Los alcaldes ubicados a la derecha o centro-derecha pasan de 14 a 20. 

Ese viraje adquiere portavoces importantes en las alcaldías y gobernaciones principales. En temas como el aborto y la regulación de la marihuana, las voces conservadores se vuelven mayoritarias. 

  1. Aunque no es un plebiscito, Gustavo Petro sufre una dura derrota

Como explicó en esta entrevista el profesor de la Universidad del Rosario Yann Basset, no es correcto interpretar estas elecciones como un plebiscito sobre las políticas de Gustavo Petro porque el voto de hoy giraba principalmente alrededor de propuestas muy locales y regionales en más de 1100 municipios y 32 departamentos.

Aún así, los resultados de hoy son un duro revés para el presidente, que planteó su victoria como la llegada al poder de un movimiento con pretensiones de permanencia. Las elecciones regionales harán eso más difícil por varias razones. 

La primera es que no tiene ni un aliado del gobierno entre los alcaldes de las seis principales ciudades: Federico Gutiérrez (Medellín), Alejandro Char (Barranquilla) y Jaime Beltrán (Bucaramanga) están en abierta oposición a su gobierno. Y Carlos Fernando Galán (Bogotá) y Dumek Turbay (Cartagena) pertenecen a partidos independientes del gobierno. Y tampoco en los gobernadores de los 5 departamentos más grandes, dos de ellos en la oposición y tres independientes.

Lo segundo es que de los siete candidatos que contaban con el apoyo decidido del petrismo y que tenían alguna viabilidad, solo ganaron tres: el de Nariño, Amazonas y Magdalena. 

Perdió con tres que tenían un alto nivel simbólico para el presidente: el de Atlántico frente a la ficha de los Char, contra quienes Petro enfiló sus dardos en las últimas semanas; con el hermano de Andrés Calle, el presidente de la Cámara del bando liberal cercano al petrismo, a quien Petro impulsó en la campaña desde Twitter: y con Gustavo Bolívar en Bogotá, en cuya campaña el presidente se metió de lleno.

También perdió el candidato que apoyaba el Pacto Histórico en sitios icónicos para la izquierda. En Cali, el epicentro de la resistencia en la calle en 2019 y 2022, ganó Alejandro Eder, el candidato que venía del corazón de la élite caleña y de una familia cañera, para más señas.

Y está el doble revés en Bogotá: en la ciudad que eligió a Petro con 47% en primera vuelta y 58% en segunda vuelta, el candidato por el que hizo una campaña abierta con su ‘Toma por Bogotá’ quedó de tercero con tan solo el 18 por ciento de los votos; y los candidatos que proponían seguir con el metro como está suman 81 por ciento de los votos, con lo cual el presidente perdió el plebiscito propuesto hace unos días para reversar el trazado.

Pero quizás su mayor derrota es en la narrativa. Ninguna de las banderas del presidente fue tema clave de la campaña. No lo fue ninguna de sus reformas sociales, ni el cambio climático, ni la paz total, ni el fin del capitalismo. Fue la seguridad, con un enfoque convencional de más policías, más mano dura, más cámaras y una oposición frontal al programa caricaturizado por decenas de candidatos de “pagar por no matar”.

  1. El gobierno tendrá un contrapeso en los principales alcaldes y gobernadores

Los alcaldes de las seis grandes ciudades están en contra de varias de las políticas clave del gobierno: todos menos Dumek Turbay están de acuerdo con usar el Esmad para contener la protesta; los seis están en desacuerdo con frenar la exploración petrolera; y los seis consideran que las EPS deben manejar los recursos públicos, sólo por mencionar algunas de las banderas del presidente.  Aunque algunas de ellas se pueden implementar sin el concurso de los alcaldes, como la petrolera, dado el megáfono que tienen estos alcaldes, si quieren pueden hacerle un contrapeso a las narrativas. Otras, como la de salud, difícilmente pueden tener éxito con la oposición abierta de los mandatarios.

Una política que sí necesita contar con el aval de los gobernadores para tener éxito es la de la paz total. En términos gruesos, los resultados son más negativos que positivos (La Silla está mirando municipio por municipio para sacar el análisis próximamente).

Si bien en Cauca y Nariño, dos departamentos clave para la paz total y sobre todo para la negociación con el EMC, ganaron candidatos petristas.  Pero en Arauca, Norte de Santander, Meta, Caquetá, Santander, Antioquia y Valle ganaron gobernadores que defendieron políticas de mano dura; varios de ellos, incluso, elogiaron las políticas del polémico presidente salvadoreño Nayib Bukele.

  1. Las ciudades pasan de tener alcaldes “revelaciones” a repitentes

Las elecciones de 2019 fueron particulares porque en varias ciudades ganaron proyectos políticos alternativos: Claudia López en Bogotá; Daniel Quintero en Medellín; William Dau en Cartagena; Carlos Mario Marín en Manizales; Jairo Yañez en Cúcuta; Víctor Vidal en Buenaventura, y otros 51 alcaldes que ganaron desafiando contra todo pronóstico las maquinarias de los partidos tradicionales.  

Varios de ellos tuvieron gestiones deslucidas. Y en esta contienda, el péndulo volvió a los candidatos que representaban menos incertidumbre, muchos de ellos repitentes.

De todos los candidatos en Bogotá, Galán era el más conocido y con más trayectoria en Bogotá. En Medellín, Manizales y Barranquilla repiten Federico Gutiérrez, Álex Char (por tercera vez)y Jorge Eduardo Rojas. En Cartagena, ganó Dumek Turbay, que ya había sido gobernador de Bolívar y en Magdalena, Rafael Martínez, que fue alcalde de Santa Marta. Y en Atlántico, Valle, Cundinamarca, Boyacá, Huila y Norte de Santander repiten Eduardo Verano, Dilian Francisca Toro, Jorge Rey, Carlos Amaya, Rodrigo Villalba y William Villamizar, respectivamente.

De los pocos alternativos que triunfaron, se destacan Mikhail Krasnov, nuevo alcalde de Tunja, y Luis Alfonso Escobar, gobernador de Nariño. 

Krasnov es un ruso que llegó a Colombia por un intercambio con la Uptc, la universidad pública más importante de Boyacá, incursionó por primera vez en la política con el aval del partido de  Roy Barreras. Y le ganó a John Carrero, el candidato del cacique verde, Carlos Amaya, el nuevo gobernador de Boyacá.

Y Escobar es el primer gobernador afro en Nariño. Profesor durante muchos años, llegó impulsado por el movimiento Soy porque Somos, de Francia Márquez, y había sido el gerente del Plan Todos Somos Pazifico de Santos.

  1. El centro tiene una nueva cara

En estas elecciones y después de la debacle que sufrió en el 2022, el centro tuvo una segunda oportunidad. Pero sobre todo, una nueva cara hacia el futuro. 

Alejandro Eder, Carlos Fernando Galán, Carlos Amaya e incluso Juan Daniel Oviedo (que aunque perdió, ganó alta visibilidad en Bogotá) surgen figuras de centro que no son herederos de quienes han liderado el centro durante las últimas décadas. Ninguno de ellos defendió la asepsia política de Mockus o Fajardo ni se definieron en relación con las antípodas del uribismo vs. petrismo. En cambio, le apostaron a una propuesta programática fuerte en ofertas en seguridad y programas contra la pobreza y demostraron mucho más pragmatismo en sus alianzas políticas para llegar al poder.

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...

Soy la editora creativa de La Silla Vacía. Estudié Antropología e Historia del Arte en la Universidad de los Andes. Antes de llegar al periodismo, trabajé en organizaciones de derechos humanos y con víctimas del conflicto armado. Gané el Premio Gabo de periodismo en la categoría de innovación...