Pobreza Rural en Colombia
 
Catherine Rodriguez

Pobreza Rural en Colombia
 
Catherine Rodriguez

De acuerdo a estudios de la FAO y UNESCO las zonas rurales son un sector subdesarrollado dentro de los países en desarrollo. Aproximadamente el 75% de los 1.2 trillones de personas que viven en extrema pobreza están en el sector rural. Mas importante aun, se cree que estas personas están sujetas a una trampa de pobreza. La falta de accesos a servicios como educación, salud, nutrición y créditos no les permite  tener las condiciones necesarias para escapar su situación. La situación en Colombia no es diferente. Recientemente, la Misión para el Empalme de Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad entregó el estimativo de las series de pobreza en nuestro país. Según los investigadores mientras que la pobreza en las 13 áreas metropolitanas cayó  casi 10 puntos porcentuales pasando de 40.3% a 30.7% entre 2002 y 2008; en la zona resto está solo cayó 4.1 puntos pasando de 69.3% a 65.2% en el mismo periodo.

El bochornoso episodio de Agro Ingreso Seguro nos lleva a pensar si en Colombia se están llevando a cabo políticas adecuadas que busquen el desarrollo del sector rural. Ya varios han mencionado las imperfecciones de este programa y el hecho que no existe justificación alguna para haberle regalado ese dinero a las familias más ricas de la costa (entre otros). Por tal motivo, estoy de acuerdo con el comentario de Marcela Eslava en su reciente columna: lo que necesita el país son programas de infraestructura y educación.  Prefiero no entrar a discutir el tema de infraestructura. Sin embargo si puedo comentar acerca de programas de educación rural. Bajo el gobierno de Pastrana, Colombia comenzó el Proyecto de Educación Rural (PER). Este buscaba llegar a las sedes educativas rurales e implementar programas flexibles que tuviesen en cuenta el contexto y las restricciones a las que se enfrentan estos estudiantes. Una primera evaluación  ha mostrado que el PER ha sido exitoso aumentando la tasa de aprobación, reduciendo la reprobación y la deserción y en algunos casos mejorando la calidad educativa en las sedes donde se ha venido aplicando. La buena noticia es que bajo el gobierno actual el programa ha podido continuar y se acerca ya a cumplir su segunda fase. Aunque siempre podemos hacer más y no debemos descuidarnos, creo que al menos en el tema de educación rural estamos bien encaminados.