Bosques en Bogotá
Observatorio Ambiental de Bogotá

A diferencia de otras metrópolis, Bogotá tiene dentro de sus límites administrativos grandes extensiones de zona rural. El Distrito Capital ocupa 164.000 hectáreas, que están divididas en 33 unidades de planeamiento local (UPL), pero las 3 UPL clasificadas como rurales (Sumapaz, Cerros Orientales y Cuenca del Tunjuelo) suman cerca de 120.000 hectáreas. Es decir, por cada hectárea de suelo urbano o semiurbano la ciudad tiene 3 hectáreas de suelo rural.

Estas zonas rurales aledañas al área urbana albergan gran parte de la estructura ecológica que soporta a la ciudad. En 2022 en el área administrativa del Distrito Capital había 28.659 hectáreas de bosque. Los bosques cerca de las ciudades prestan servicios ecosistémicos clave como la retención de agua, la preservación de la biodiversidad, la regulación de la temperatura y la captura de carbono. Además, cuando están abiertos y son accesibles para el uso y el disfrute de la población, mejoran la salud mental y el bienestar de las personas.

Aunque 28.659 hectáreas es un área de bosque significativa, es 1.310 hectáreas menor que la que había en el año 2000. Bogotá ha perdido en las últimas dos décadas un área de bosque similar a la de la UPL El Tintal, o equivalente a 2.620 canchas profesionales de fútbol. Una de las causas de la pérdida de bosques en la ciudad es la expansión de la huella urbana: la parcelación, la aparición de nuevos asentamientos, nuevos barrios.

Fuente: elaboración del autor con datos de Hansen (2013). Se excluyeron las UPLs Cuenca del Tunjuelo y Sumapaz para facilitar la visualización.

Los nuevos son barrios de todo tipo. En las zonas marginales, muchas veces con la intermediación de bandas de tierreros, la población vulnerable ocupa los potreros que están más allá de las últimas casas, que son el único espacio que encuentra disponible. Pero también hay residencias de lujo, como en el caso del barrio Bosques de Karon, en la vía a La Calera, o como en el sector conocido como El Bagazal, en la parte alta del barrio Los Rosales. En este último se construyeron mansiones enormes tumbando los bosques de los Cerros Orientales, algunas de ellas de forma ilegal.

Torca, en el extremo noroccidental de la ciudad, es la UPL que más área de bosque ha perdido en los últimos años, con cerca de 256 hectáreas destruidas. En esta zona la naturaleza se ha retirado frente a la presión de la ciudad desbordada. Los bosques se han talado para instalar invernaderos, cultivos, colegios, cementerios, outlets, bodegas, viviendas y clubes campestres. Es el sitio en el que el exalcalde Peñalosa quiso construir Lagos de Torca, una especie de Ciudad Salitre 2.0.

Torca es también el escenario de la eterna batalla por establecer la reserva ecológica Thomas Van der Hammen y un lugar estratégico del sistema de humedales de la Sábana. No es coincidencia que en esta zona se concentren varios de los sitios que el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger) clasifica como de alto riesgo de inundación.

Pérdida de bosque en la UPL Torca en las últimas dos décadas

Fuente: elaboración del autor con datos de Hansen (2013).

La ciudad necesita urgentemente defender sus bosques porque las pérdidas en ese frente son irrecuperables. Una hectárea de bosque que se pierde para dar lugar a un barrio es una hectárea que no será verde nunca más durante las próximas décadas o siglos. Una forma de proteger los bosques es permitir e incentivar el acceso y el disfrute responsable para que la ciudadanía los utilice, se los apropie y los defienda.

Por ejemplo, si la ciudad hubiera implementado iniciativas como el Sendero de Las Mariposas para que las personas pudieran recorrer los Cerros Orientales, es posible que no se hubieran construido barrios de mansiones en la reserva forestal. El problema de no permitir el acceso a —y el disfrute de— los recursos ecológicos es que solo queda como garante el Estado, que, como en muchos casos en este país, no los defiende. Los bosques quedan entonces expuestos a los actores ilegales, que los destruyen sin ninguna consideración por las normas.

El Distrito también puede diseñar y operar herramientas de monitoreo satelital para detectar la destrucción de los bosques y actuar rápido para detenerla. En el CONPES D.C. sobre la Política de Ruralidad se reconoce explícitamente que el gobierno de la ciudad ni siquiera sabe con certeza dónde están los bosques ni cuál es su estado. El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y la Secretaría de Planeación no están de acuerdo sobre la ubicación exacta del área boscosa de Bogotá. Un primer paso para proteger cualquier activo es cuantificarlo, entenderlo y valorarlo.


Nota: todos los datos presentados en este artículo fueron calculados por el autor con los datos satelitales de Hansen (2013) y procesados con Google Earth Engine.