Yolanda Ruiz: “No importa lo que digan hoy las encuestas, todo puede pasar”

Yolanda Ruiz estuvo 13 años como directora de noticias RCN Radio, una de las cinco grandes emisoras de radio hablada y noticias del país. Era la única mujer comandando un micrófono de la mañana, puesto que deja a los 57 años, en un medio donde han sido referentes los directores septuagenarios. En esta entrevista sobre el 2022, Ruiz asegura que seguirá en el periodismo, pero que ya no se despierta con el reto de “parecer inteligente a las 5 de la mañana”.

Con casi cuatro décadas en el oficio, Ruiz marcó un estilo distinto en la radio de la mañana. Desde ahí ha alzado su voz para defender la importancia del periodismo con contexto, rigor, y seriedad en medio de la irrupción de las redes sociales. “Es mejor estar chiviado que rectificado”, era uno de los lemas que las salas de redacción que ha dirigido. Ruiz nació en Pasto y trabajó también en Cromos, Todelar y Caracol Radio, donde también fue directora de noticias.

L.S.V. es La Silla Vacía

Y.R. es Yolanda Ruiz

L.S.V. ¿Cuáles son las tres preguntas claves acerca del 2022?.

Y.R. Primero, por supuesto, ¿quién va a ganar la Presidencia?

Segundo, quisiera saber también qué va a pasar en la economía. No sé en qué términos formularía la pregunta, pero me preocupa que los indicadores que estamos dando, que son positivos, como el PIB, están contrastados con otros negativos. Una deuda muy excesiva, una inflación tremenda, las tasas de interés que están subiendo. Entonces yo quisiera saber ¿qué va a pasar con todo eso que estamos festejando el crecimiento?.

Tercero, ¿qué viene ahora con la pandemia? Necesitamos que se acabe la maldita pandemia. Un nuevo rebrote serio cambiaría muchas cosas.

Y una cuarta, ¿que va a pasar con la decisión de la Corte Constitucional sobre el aborto?

L.S.V. ¿Cómo ve el año que arranca?

Y.R. Los niveles de inequidad son muy grandes desde el punto de vista social, económico, y hay unos niveles de intolerancia política muy fuertes. Sin embargo, a mí me parece que de tanto en tanto aparecen luces. Por ejemplo, el movimiento social del año 2019 y de abril del 2021. Yo llevo 36 años haciendo periodismo y lo que yo vi en esas dos protestas eran cosas distintas. Hay una masa crítica de gente que va más allá de sus líderes y de quienes los representan.

Hubo estudiantes y jóvenes que salieron a decir que estaban preocupados y a plantear cambios. Lanzaron retos y preguntas duras al país. Contrario a lo que mucha gente ve como negativo, yo lo veo como positivo.

Obviamente la violencia nunca es positiva y allí es donde nosotros tenemos una incapacidad para leer los matices que tiene la realidad. Porque llevamos décadas viendo la realidad en el blanco y negro de la violencia y no violencia. Uno no puede decir que toda la protesta fue violenta. Me parece que eso es un error y que darle respuesta únicamente con la Policía lo es también.

L.S.V. ¿Cree que esos movimientos quedaron sin respuesta?

Y.R. La pandemia dio una respuesta social con ayudas sociales, pocas, escasas, pero que no logran paliar los niveles de inequidad tan intensos que tenemos en Colombia. Somos un país rico, con un buen producto interno bruto, etcétera, que no logra distribuir por toda la base de la pirámide los recursos que se tienen.

En general me parece que es preocupante en la medida en que el liderazgo político en Colombia está muy centrado en negar la existencia del otro. En la izquierda muchos consideran a los de derecha paramilitares y en la derecha a los de izquierda guerrilleros. No hay matices.

Por otro lado, veo que las bases de los partidos se rebelan y protestan contra sus jefes y les dicen “no, no pueden hacer lo que les dé la gana”. Yo veo una explosión de candidatos, tanto a la Presidencia como al Congreso, venidos de diversos sectores. Me parece que la diversidad es democracia y prefiero ser optimista.

Pero el pesimismo me persigue porque la política siempre nos decepciona.

L.S.V. ¿Usted cree que los empresarios entendieron realmente la magnitud de lo que estaba pidiendo la gente? 

Y.R. Yo creo que no. Colectivamente, como sociedad, no hemos entendido. Creo que, al final, lo que están pidiendo es que si nos va bien, nos vaya bien a todos. Es decir, decir si la economía va bien, que se vea reflejado en un bienestar de todos.

Muchas veces se dice “¿pero porque no reconocemos que los empresarios son los que generan empleo?”. Por supuesto, hay que cuidar y generar empresas y hay que producir riqueza para que se generen empleos. Pero desde las empresas se tiene que reconocer que no es un favor cuando le pagan a los trabajadores. Sin esos trabajadores pues no hay riqueza para las empresas. Se necesitan mutuamente y a veces hay una tendencia a creer que solamente hay que darle garantías a los empresarios para que generen el empleo. No, no, no, a los trabajadores también hay que darles buenas garantías y hay que pagarles dignamente y hay que generar mayor empleo de calidad.

Y el año pasado mostró que cuando los empresarios dicen “no podemos hacer más esfuerzos”, pues hay que mirar, repasar y encontrar fórmulas para que se pueda. Por ejemplo, estamos subiendo el salario 10 por ciento. Algunos economistas dicen que la inflación va a crecer, pero en la práctica se pudo subir el salario. Por mucho tiempo se habló de subsidios, nunca se pudo, pero en la pandemia sí. Entonces, sí se pueden tomar decisiones sociales. 

L.S.V. ¿Cómo ve las elecciones? 

Y.R. Yo veo opciones distintas de democracia. Veo una paleta de todos los colores políticos. Colombia necesita superar el Sí y el No del plebiscito. El conflicto armado nos ha atravesado a lo largo de décadas ha terminado marcando buena parte de las elecciones. 

Eso no nos ha permitido ver otros problemas, como los problemas de equidad, sociales, y de medio ambiente. Problemas que agudizaron la pandemia y que no acabamos de entender porque la mayoría de los analistas no están enfrentando en su cotidianidad que mucha gente tuvo que reducir lo que gasta en mercado, que dejó de comer sus tres comidas para comer dos o comer una.

Y muchas de esas batallas políticas de creer que todo se divide en mamertos y paracos no nos permite ver los problemas de fondo. Por eso me parece interesante que haya muchos candidatos que tienen unos planteamientos distintos, con planteamientos de derecha, de izquierda, de centro. Hay quienes dicen que el centro no existe. Yo creo que sí. 

Y creo que la campaña va a estar muy pasada por las necesidades de la gente de empleo, de ingreso y de batalla contra la inflación. Tan claro es que el asunto político pasa por ahí que hubo un incremento del salario mínimo de un 10 por ciento. Esa es una jugada política, no solamente económica. 

Por último, también veo mucha politiquería caminando por allí, entonces ahí es donde me vuelve el pesimismo. 

L.S.V. ¿Qué cambia el que por primera vez una opción de izquierda, con Petro, entre liderando las elecciones? 

Y.R. Terminamos el año sin nada definido. No importa lo que digan las encuestas, todo puede pasar. Por una razón fundamental, porque hay demasiados candidatos, el voto está demasiado diluido. Son tres coaliciones de las cuales solamente una, el Pacto Histórico, tiene su candidato prácticamente definido. Depende de quién pase de cada una de las otras coaliciones puede cambiarlo todo. 

Y me parece, dijéramos, apenas natural que Petro vaya liderando. Primero porque él, con Fajardo, vienen haciendo campañas desde hace años. Sobre todo Petro no ha parado. Además, hay unas preocupaciones sociales muy de fondo sobre la mesa, que es lo que vimos en los estallidos sociales. Yo no creo, como algunos atribuyen, que alguien haya liderado el paro. Pero uno de los que ha venido hablando de ese tema es Petro. 

L.S.V. En el 2021 se volvió más asertivo ese gran poder de la movilización social, que de alguna manera habla a través de las redes sociales. ¿Cómo hacerle veeduría desde el periodismo? 

Y.R. De la mano de esta era digital en la que estamos viviendo han surgido otros poderes. Y está el poder de las audiencias. La era digital, que cada persona que tenga una posibilidad de conectarse a Internet y pueda contar y publicar es una tremenda revolución en términos de democracia directa. Y la aplaudo totalmente.

Ahora, tiene un riesgo, que es el mismo riesgo que tiene la democracia. O sea, nosotros tenemos un país democrático, pero en donde las mafias han capturado la democracia. Hay regiones en Colombia que están plenamente capturadas por las mafias políticas conectadas con las del narcotráfico. En la democracia directa de las redes sociales también puede haber una captura de sectores por parte de las bodegas, por parte de quienes quieren generar tendencias de esta manera, por parte de la manipulación de las noticias falsas, parciales, y sin contexto.

El periodista que se precie de serlo tiene que ser veedor de este poder también y tiene que tomar distancia de ese poder. Yo insisto mucho en eso. O sea, mantener la independencia frente a todos los poderes. Para mí las redes sociales son una fuente de información tremenda. Pero como toda fuente de información tiene que estar sujeta a verificación, tiene que estar sujeta a contraste.

L.S.V. Pero hay una tensión permanente en el periodismo que hoy es medido, no solo por el rating, sino por los clicks, las tendencias y la influencia sobre “la conversación”.

Y.R. Es difícil. ¡Mírame a mí! (risas) Por supuesto que es difícil. Yo fracasé con total éxito, como digo yo. Me decían, “no estás generando emociones”. Y sí, pero era mi intención no hacerlo (risas). 

Cuando yo hablo de estos temas a veces piensan que yo añoro épocas anteriores. Y no es cierto. Yo tengo cuenta en YouTube, en Facebook, en Instagram, en Twitter y abrí la de Tik Tok hace un par de meses. Me parece que hay que estar en todos los escenarios, en donde esté la información Mi cantaleta simplemente es: si somos periodistas, estemos ahí, con buen periodismo, no es más. O sea, no sucumbir a la regla de que por tener más clics, por tener más seguidores, por tener más audiencia, pues qué importa si ponemos esto y luego rectificamos. Lo digo porque ha sido parte del debate que he tenido con colegas.

Paradójicamente nunca habíamos tenido tal posibilidad de acceso a toda la información a un click de distancia. Pero nunca como hoy habíamos tenido tantas dificultades para saber qué es real, qué es basura y que no. Ahí el papel de los periodistas en lo que tiene que ver específicamente con el tema informativo es clave. Necesitamos un poco de luz del buen periodismo. Yo estoy convencida de eso. 

L.S.V. Usted ha sido cada vez más insistente en poner la discusión de género. Y ha tenido éxito, junto a muchas mujeres: es una discusión cada vez más importante. 

Y.R. Yo no me declaro feminista porque tengo un respeto tremendo por esa palabra y por las mujeres que han dado las batallas que me permiten a mí estar aquí hablando. Muchas de ellas han entregado literalmente la vida para que otras mujeres tengamos derechos.

Para mí fue una epifanía. Trabajando en RCN Radio descubrí que no hemos hecho las cosas bien, ni más ni menos, que con la mitad de la población del planeta. Hemos cubierto mal, hemos informado mal y hemos contado mal las historias de las mujeres. Siempre las consideramos de un segundo plano. Pero hay mujeres haciendo un montón de cosas que son noticia y que no las estamos contando. 

Además, nos han puesto un filtro y es que los hombres son los que hablan. Yo puse el reto a mi equipo de producción: busquemos mujeres economista para que nos hagan análisis de inflación, a ver qué encontramos. Y empezamos a buscar y a encontrar fuentes tremendamente valiosas de mujeres. De todas las áreas, sociólogos, politólogos, economistas, y antes simplemente no las veíamos. Para mí eso fue un descubrimiento ver lo que hacen las mujeres protagonistas de las noticias. Este es un reto sobre el cual quiero seguir trabajando. 

L.S.V. En el grupo de medios de la Organización Ardila Lülle hay líneas editoriales pro empresa y pro Gobierno fuertes, como el de Noticias RCN en televisión. ¿Cree que eso les ha costado? 

Y.R. Los medios del grupo son proyectos distintos. Yo valoro tremendamente la libertad editorial. Yo la pedí cuando llegué: libertad e independencia para trabajar, y me la dieron. La tuve y fue respetada totalmente.

En ese sentido, yo valoro que haya distintos medios y distintos proyectos, con distintos matices desde el punto de vista editorial y que eso funcione. Yo creo que la libertad editorial es un activo en una democracia. De cómo les ha ido a ellos no puedo hablar porque no he participado en esos proyectos. 

L.S.V. ¿Qué va a pasar en la básica de RCN?. 

Y.R. Está de director encargado Juan Manuel Ruiz, que es un tremendo periodista. Sabe de todo. Yo no sé cómo le cabe tanta cosa en la cabeza y es un tremendo hombre de radio. Eso es todo lo que sé.

Desde el 2021 soy el editor general de La Silla Vacía. Estudié filosofía en la Universidad Nacional, luego hice una especialización en periodismo en Los Andes y una maestría en comunicación en la Universidad de Georgetown. He trabajado en TV, radio y prensa.