En su primer acto de campaña como exalcalde, Daniel Quintero arrojó fotografías de sus rivales a una caneca de basura. Entre ellas estaban los rostros de la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, y de Federico Gutiérrez, quien aventaja por más de 50 puntos en las encuestas a su candidato, Juan Carlos Upegui. “¡Mátalo, mátalo!”, gritaba una simpatizante de Independientes mientras el exalcalde arrugaba la fotografía de Gutiérrez.

La puesta en escena, ocurrida en un barrio popular de la comuna de Castilla, es un signo más de la violencia discursiva que empantana la campaña por la Alcaldía de Medellín. 

En las últimas semanas, la ciudad ha estado en medio de noticias sobre supuestos atentados contra “Fico”, debates universitarios en los que los candidatos han estado a punto de golpearse, vallas publicitarias en las Quintero y Upegui son retratados como ratas y un cuestionamiento permanente a Telemedellín y El Colombiano, medios a los que unas y otras campañas deslegitiman para no acudir a sus debates.

Lo que ocurre en esta campaña es el resultado de cerca de cuatro años de desconfianza pública auspiciada por el quinterismo, un sector político que utilizó las instituciones para confrontar a sus principales enemigos. Y ha tenido su respuesta en los sectores de oposición que, con la misma vehemencia, han escalado una confrontación que tiene a la ciudad en una crispación sin precedentes.

Un debate público degradado

Ayer, una tuitera paisa, con más de 200 mil seguidores, responsabilizó falsamente a Federico Gutiérrez de la muerte accidental de un profesor universitario en 2018. Según la teoría de conspiración de Adriana Ruiz, quien pertenece al ecosistema tuitero que respalda al petrismo y al quinterismo, el profesor murió en “extrañas circunstancias” luego de publicar una investigación sobre la administración de Gutiérrez. El hilo, al cierre de esta nota, cuenta con más de 850 mil visualizaciones y ha sido compartido por influenciadores petristas como Laura Beltrán, conocida como Lalis, quien ha recibido contratos del gobierno Petro.

La publicación fue desmentida por el periodista Juan David Ortíz, director de El Armadillo, quien fue el autor de la investigación que menciona la tuitera. En ella, Ortíz reveló una bodega de tuiteros, creada por la Secretaría de Comunicaciones de “Fico”, para atacar a concejales opositores y defender al expresidente Álvaro Uribe. Fue publicada en el periódico universitario De La Urbe y luego en La Silla Vacía. Su publicación no tuvo nada que ver con la muerte del profesor universitario mencionado, quien ni siquiera participó en la elaboración de la historia.

“La campaña en Medellín está hecha mierda, llena de falsedades y manipulación”, tuiteó Ortíz en el hilo que desmintió a la tuitera quinterista. 

La sensación de Ortíz, sobre una campaña degradada y hostil, ha venido creciendo en las últimas semanas. 

El 28 de septiembre, el periodista Gustavo Gómez, de Caracol Radio, informó sobre un supuesto plan para asesinar a Gutiérrez. Según Gómez, ofrecieron 2.500 millones de pesos para matar al indiscutido favorito para ganar en octubre en Medellín. La información de Gómez la respaldaron, sin pruebas, varios de los principales escuderos de “Fico”, como su exsecretario de Seguridad, Andrés Tobón, candidato al Concejo por Creemos y el exministro Luis Felipe Henao, quien fue el gerente de su fallida campaña presidencial. 

A pesar de la revelación, ni la Fiscalía ni la Policía tenían conocimiento sobre la amenaza. La denuncia les llegó por medios.

El exalcalde Quintero cuestionó de inmediato la veracidad de la información y aseguró que las fuentes eran de la misma campaña de Gutiérrez. Y Upegui, su candidato, dijo que “Fico” está planeando un falso atentado para victimizarse en la campaña. “Están dejando en evidencia el poco respeto que tienen por la vida de sus contendores. No nos ven como opositores sino como enemigos”, dice Manuel Villa, director de Creemos y uno de los hombres más cercanos a Gutiérrez.

Desde el inicio de la campaña, “Fico” ha sostenido que el gobierno Petro busca evitar su triunfo en la ciudad a través de los diálogos de paz que tiene con los combos de Medellín. Según la teoría de Gutiérrez, la liberación de algunos integrantes de estas estructuras criminales, que puede darse por la aprobación del proyecto de ley de sometimiento, pone en peligro su integridad al haberlos combatido durante su administración. 

El mismo día en que se conoció la supuesta amenaza contra “Fico”, los 14 candidatos a la Alcaldía de Medellín fueron invitados a un debate en la Universidad Eafit. En este, Upegui señaló a un miembro del equipo de Gutiérrez de estar “perfilando” a los integrantes del suyo. Luego preguntó, retóricamente, si era para convertirlos en “falsos positivos”.

Upegui también ha acusado a la campaña de Gutiérrez de aliarse con la llamada “Oficina de Envigado”. El candidato ha sostenido, también sin pruebas, que esta estructura criminal ordena en los barrios populares votar por “Fico” y que sus integrantes retiran la publicidad política de su partido. “Lo que estamos viendo es una alianza entre poderes mafiosos y poderes políticos”, dijo el candidato de Independientes.

La proeza de hacer un debate en Medellín

Un día antes del debate en Eafit, dos candidatos estuvieron a punto de golpearse en otro debate universitario. Los protagonistas del altercado fueron Felipe Vélez, un duro opositor a la administración Quintero, y el exconcejal Albert Corredor, aliado del quinterismo. 

En un auditorio de la Universidad CES, Vélez le pidió a Corredor que retirara las decenas de barras que suelen acompañar al candidato. De inmediato se enfrascaron en una airada discusión en la que Vélez señaló a Corredor de “ladrón” por su influencia en la Secretaría de Educación, en la que han estallado los principales escándalos de la actual administración, como Buen comienzo. El exconcejal le respondió a Vélez, en varias oportunidades, “¡de malas, de malas!”, y lo animó a que fuera él mismo a retirar las barras si era “tan varón”.

La acusación de Vélez tiene que ver con el caso de la exsecretaria de Educación, Alexandra Agudelo, del equipo político de Corredor, quien está imputada por la Fiscalía por la presunta corrupción en ese programa de alimentación para niños y madres lactantes.

“Llevan barras con el único objetivo de interrumpir las intervenciones de los candidatos, y de aplaudir a quienes los llevaron. Saquearon a la ciudad y con ese saqueo están pagando las campañas con las que nos quieren silenciar. No lo podemos tolerar ”, dice Vélez a propósito de su pelea con Corredor.

La beligerancia en los debates también ha ido en contra de sus organizadores. 

Hasta ahora, Telemedellín, el principal canal público de la ciudad, no ha podido organizar un debate con todos los candidatos a la Alcaldía, como lo hizo hace cuatro años. “Fico” ha señalado al canal de convertirse en un instrumento de propaganda de la actual administración, y se ha negado en dos ocasiones a asistir a los debates organizados por el canal. Recientemente, Gutiérrez discutió públicamente con el director de Noticias de Telemedellín, Wilber Raíllo, quien modera los debates, por su negativa a asistir. 

“Entiendo que es una estrategia de campaña de Federico. No le queda bien a un exalcalde y excandidato presidencial, con una intención de voto de más del 50 por ciento, hacer el papel de víctima. En el canal que, además, ellos manejaron, hemos dado todas las garantías”, dice Raíllo sobre la renuencia de “Fico” a ir a los debates de Telemedellín. Hace cuatro años, cuando el canal estaba bajo la administración de Gutiérrez, el entonces candidato Quintero sí asistió a los debates que organizó. 

El Colombiano, el principal periódico de la ciudad, también ha sido flanco de los ataques. En su debate organizado el 18 de septiembre, la novia de Upegui, Andrea Vahos, se acercó con un micrófono oculto a reclamarle al editor general del periódico, Daniel Rivera, por una historia en la que mostraban sus contratos con la administración. Un día después, Upegui señaló a El Colombiano como una “cloaca de desinformación”, provocando una alerta de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) por “fomentar la violencia digital” contra el periódico. 

En ese debate, Upegui también señaló a los accionistas de El Colombiano de pertenecer a lo que el quinterismo llama el “Cartel de los 20 billones”, donde empaquetan las organizaciones sociales y empresariales que se han opuesto a su administración, y a las que responsabilizan de crisis como las de Hidroituango.  

Desde agosto del 2021, el principal diario de la ciudad está dirigido por la experimentada periodista Luz María Sierra, quien le imprimió una línea editorial más crítica en contra de la administración Quintero. Su llegada se dio luego de que un grupo de inversionistas, a través de una sociedad anónima, compraran la mayoría de acciones de El Colombiano, anticipándose a una oferta por parte del Grupo Gilinski. 

Como se ha conocido que dentro del grupo de inversionistas están empresarios como Ricardo Sierra Moreno, quien fue un alto ejecutivo de Grupo Sura, del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), el quinterismo ha enfilado baterías en contra de la nueva administración del periódico.

El quinterismo, la vanguardia de la polarización

En los últimos tres años, Quintero utilizó las instituciones de Medellín para confrontar a sus principales enemigos: el uribismo y el alto empresariado antioqueño vinculado con el GEA. Y como lo planteó después de renunciar, en su primer discurso de campaña y en múltiples entrevistas, aterriza en las regionales para “contener” la estrategia de la derecha para “atrincherarse” en la ciudad.

Detrás de esto existe la idea, promovida por Independientes, de que en Medellín nunca hubo una alternativa al establecimiento. 

“En Medellín nunca existió la oposición. La oposición la crea Daniel Quintero con su llegada”, dice un alto dirigente del partido, quien pidió la reserva de su nombre. “Estaba la izquierda, claro. Pero siempre fue un sector político testimonial. Nunca tuvo vocación de poder. Luchar por el poder no es dar un testimonio”, agrega a propósito de un espectro ideológico que hoy lideran localmente, a pesar de las reservas que frente al quinterismo tienen otros líderes de izquierda de la ciudad.

Como contrapartida, el quinterismo ha recibido una vigilancia mayor por parte de diferentes sectores políticos, mediáticos y empresariales de la ciudad. “Para la gente de Medellín es evidente que el escrutinio a Daniel Quintero ha sido superior que en otras épocas. Con el próximo alcalde tienen la responsabilidad, o el reto, de mostrarle una vigilancia similar a los lectores”, dice la periodista Ana Cristina Restrepo, de Blu Radio, sobre el cubrimiento de El Colombiano.

Recientemente, Restrepo fue descalificada como “operadora política” por el exalcalde Quintero durante una entrevista en la emisora. La arremetida vino luego de que le preguntara por una presunta cartelización de la contratación, en beneficio de sus aliados, denunciada por la veeduría Todos por Medellín, otra de las organizaciones a las que el quinterismo señala de defender al establecimiento paisa y de promover su revocatoria. 

Esta veeduría fue creada en agosto del 2020. Nació en medio de las turbulencias dentro de EPM luego de que su junta directiva renunciara en pleno. Esto después de que Quintero intentara, sin consultarla, cambiar el objeto social de la compañía pública a través del Concejo. Desde entonces, la veeduría se ha posicionado como una institución crítica de la administración. Dentro de sus financiadores cuenta con entidades como la Cámara Comercio de Medellín y el Comité Intergremial de Antioquia, cuyas cabezas son reconocidos críticos de Quintero.

“Es parte de su estrategia de tergiversación. Demerita a todo aquel que alce la voz frente a sus actuaciones. Es un comportamiento antidemocrático. Creó un escenario de desconfianza institucional. Hoy no estamos discutiendo los grandes temas de la ciudad”, dice Piedad Restrepo, directora de Todos por Medellín. 

En medio de este ambiente enrarecido , y a pesar de contar con un candidato que, por ahora, luce imbatible, los paisas se abocan a una competencia áspera y sucia en los últimos 25 días de campaña.

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.