El presidente Gustavo Petro, junto a sus simpatizantes, en el monumento de Puerto Resistencia, en Cali. Foto: Presidencia

Ante organizaciones sociales afro, indígenas y populares reunidas en el sur de Cali, en el sector conocido durante el paro nacional de 2021 como Puerto Resistencia, el presidente Gustavo Petro lanzó la advertencia: “Si esta posibilidad de tener un gobierno electo popularmente en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia no puede aplicar esa constitución, porque lo rodean para no aplicarla y se lo impiden, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”.  

Así, el presidente despierta el mayor temor que el establecimiento siempre ha tenido sobre él, a pesar de que dadas las realidades jurídicas y políticas actuales esta propuesta es un globo. Un globo que será muy costoso si no se pincha rápido.

El mensaje constituyente de Cali 

Petro lanzó la advertencia hablándole a la minga y a la calle. El monumento de Puerto Resistencia, en Cali, es uno de los principales símbolos del Paro Nacional del 2019 y 2021, las multitudinarias marchas en contra del gobierno Duque que antecedieron y facilitaron la llegada de Petro a la Presidencia. 

En la mañana del viernes, Casa de Nariño confirmó que, pese a los cambios de agenda de Petro para atender la crisis política en Haití, el presidente y su gabinete iban a llegar por la tarde a Cali para encontrarse con las comunidades. Desde las 10 de la mañana, miles de indígenas recorrieron la ciudad para acudir al encuentro. 

El presidente lanzó su globo sobre la constituyente en un discurso de más de una hora. Pero antes habló sobre el legado de la esclavitud, un tópico que suele repetir en el Pacífico, y los defectos del sistema de salud, al que responsabilizó de ocasionar más muertes que el conflicto armado. 

“Su mensaje no nos sorprendió. Desde la campaña hemos venido insistiendo en que la voluntad del constituyente primario debe primar. El poder constituyente es el pueblo movilizado”, le dijo a la Silla Daniel Rojas, director de la SAE, uno de los funcionarios ideológicamente más alineados con el presidente y quien estuvo en Cali durante la visita de Petro. “Hubo pancartas pidiendo la reelección del presidente. No estamos pensando en eso, pero creemos que la voluntad popular no se limita a las fuerzas del Congreso”, agregó.

Cuando Petro soltó la idea de la Constituyente, algunos de sus ministros se estaban tomando fotos en el monumento de Puerto Resistencia. Según dos altos funcionarios del gobierno, quienes pidieron la reserva de su nombre, el presidente no consultó la propuesta con su gabinete. 

Sin embargo, sus palabras no tomaron por sorpresa a un gabinete acostumbrado a grandes anuncios en medio de plazas públicas. “El presidente cree que en Colombia existen demasiadas cosas que no tienen arreglo. El Congreso, por ejemplo, nunca se va a reformar. Una Constituyente es una forma de resolverlo”, le dijo a la Silla otro alto funcionario del gobierno, quien pidió la reserva de su nombre para evitar conflictos en el gabinete.

Dentro de los funcionarios del gobierno no pasó desapercibido que Petro lanzara su propuesta frente a la minga indígena. “Fueron, finalmente, quienes nos dieron el poder. La minga es un escenario de diálogo. Es la palabra para construir mandato. El presidente está familiarizado con esa visión”, dice el director Rojas.

Una idea vieja

La propuesta de la constituyente no es una idea que Petro se saca del sombrero. En 2017 en una entrevista en la revista Semana dijo que si era presidente de Colombia, “el primer acto, el primer día, es convocar un referendo ciudadano con una sola pregunta ¿quiere usted, sí o no, una asamblea nacional constituyente en Colombia?”.

En ese momento explicó que sería una asamblea “acotada” para sacar adelante sus reformas a la salud, a la educación, a las pensiones, a la justicia y a la economía para que no dependa del petróleo. “La pregunta es: ¿estas reformas vitales que nos permitirían entrar a una nueva etapa de paz las puede hacer el Congreso? No nos digamos mentiras, no son capaces”, pronosticó. 

La entrevista avivó el fantasma del “castrochavismo”, hasta el punto que un año después, Antanas Mockus y Claudia López supeditaron el apoyo a su candidatura a que firmara unas tablas de mandamientos, al estilo de las de Moisés, jurando no convocar una Constituyente si salía elegido. Antes de las elecciones del 2022, repitió la promesa con una declaración juramentada ante notaria. 

Ayer, sin embargo, fue justamente lo que propuso hacer. Quizás como producto de su frustración por su incapacidad de sacar adelante sus reformas o como una estrategia de chantaje al Congreso para que las agilicen. 

“Hay también una reflexión a los sectores políticos de hacia dónde vamos con la negación de las reformas”, dijo ayer a La Silla desde Cali la ministra de Ambiente Susana Muhammad, quien en todo caso destacó la importancia de que haya diálogo. “Petro no llegó al poder para mantener las cosas como están”.

La imposibilidad jurídica y política

Más allá de lo que quiera el presidente, la posibilidad real de convocar una constituyente es mínima para un gobierno que no ha sido capaz de sacar ni siquiera sus leyes ordinarias bandera. 

Para convocar una asamblea constituyente, se necesitan los votos de la mayoría de los miembros del Congreso (es decir, 53 senadores y 95 representantes). En el papel, Petro cuenta con 53 senadores y 98 representantes. Pero de esos 53, 27 son liberales y verdes, que a veces votan con el gobierno y a veces no.

Es decir que el gobierno necesitaría contar con absolutamente todos los miembros de los partidos de gobierno –incluidos todos los liberales y los verdes– para sacar adelante la convocatoria de la Constituyente. Basta con que uno salga al baño mientras votan la iniciativa (Jotape Hernández, por ejemplo, es verde, formalmente hace parte de la coalición del gobierno, pero es un duro opositor) para que esta se hunda. Y como una constituyente dejaría a todos los congresistas desempleados, el incentivo de votar a favor es muy bajo. 

En el caso milagroso de que el Congreso aprobara la convocatoria de la Constituyente, tendrían que votar a favor 13 millones de colombianos. Casi dos millones más de los que eligieron a Petro en 2022 y un millón más de los que salieron a votar por la consulta anticorrupción, que era muy poco polarizante.

El camino del referendo para que los colombianos voten si quieren o no convocar una constituyente que propuso Petro en 2017 también tendría que ser aprobado por las mismas mayorías en el Congreso. 

Por eso, jurídicamente es un camino muy difícil en el contexto político actual, lo que convierte la iniciativa en un globo. Con consecuencias reales.

Las alarmas que enciende el globo de Petro

Para el lunes, Petro y su mano derecha, Laura Sarabia, convocaron a un desayuno en Casa de Nariño a los senadores de la Comisión VII. Es una de las últimas cartas del gobierno para destrabar la reforma a la salud, herida de muerte luego de que ocho senadores de los 14 que integran esa comisión firmaran una ponencia de archivo para hundir el proyecto. 

“Seguimos adelante con el desayuno. Nada cambia”, le dijo a La Silla un alto funcionario del gobierno, encargado de revertir la posible derrota legislativa, quien pidió la reserva de su nombre. 

Sin embargo, la Constituyente de Petro lanza el mensaje de que Petro abandonó el camino legislativo para entrar de lleno a la confrontación. 

“Quiere entrar en modo campaña ya que gobernar no pegó”, dice la senadora Angélica Lozano, del Partido Verde. “Es un globo del presidente, además de inconveniente, no tiene viabilidad”.

Incluso al interior del alto gobierno creen que, en efecto, Petro está tirando la toalla frente al futuro de sus reformas en el Congreso. “El presidente está convencido de que no necesita al Congreso para sacar adelante las iniciativas claves del gobierno. No abandona la iniciativa legislativa, pero nos pide ejecutar y ejecutar y ambientar las reformas en la calle”, dice otro funcionario del alto gobierno, quien pidió la reserva de su nombre.

La propuesta de la constituyente tiene poca viabilidad, pero servirá para radicalizar a la base más petrista como la que se congregó ayer a escucharlo en Cali, el camino que parece haber escogido el presidente para ganar las elecciones en 2026.  “Va a tratar de movilizar a la gente, no le importa si propicia una crisis. Entre más crisis, más va a culpar al Establecimiento. Es una profecía autocumplida”, dice el profesor Gustavo Duncán.

Y es que la Constituyente de Petro abre otro flanco de incertidumbre para el sector privado y profundiza la desconfianza de los empresarios que, según los datos del PIB en el 2023, redujeron la inversión privada en un 30 por ciento. Lo que explica buena parte de la desaceleración económica que experimenta el país.

Finalmente, Petro le da combustible a los miedos de la oposición mas radical. En las marchas antigobierno del 6 de marzo, uno de los principales mensajes fue que el presidente busca perpetuarse en el poder.  Petro había insistido en que se iría el 6 de agosto de 2026. Con esta propuesta de la constituyente, esa promesa comienza a perder credibilidad.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...

Cubro al gobierno del presidente Gustavo Petro en La Silla Vacía. Estudié Periodismo en la Universidad de Antioquia.